Perú: Investigación sobre combustible ecológico y renovable

A simple vista parece un pequeño bloque insignificante de ladrillo, una especie de piedra en forma cilíndrica cuyo destino sería irremediablemente la bolsa de basura. Su color tampoco es muy llamativo: es el de la madera, un marrón como el de la leña, con espacios agrietados, que, en algunos casos, es señal de posible deterioro. Pero el objeto en cuestión no es ni una piedra ni un bloque de ladrillo y su utilidad puede ser mayor de la que aparenta. Lo han bautizado con el nombre de “biobriqueta” y en la PUCP es un producto sumamente valorado por alumnos e investigadores. ¿Qué es lo que tiene la “biobriqueta” que la hace tan valiosa?
“Con este producto podemos generar calor”, afirma Gonzalo Aguilar, mientras introduce una bandeja con biobriquetas en una suerte de horno microondas. Gonzalo–estudiante de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de esta Universidad– lleva poco más de dos meses trabajando en el procesamiento de este material.
“Es un producto 100% ecológico y renovable. Está hecho con residuos agrícolas cañeros y puede ser aplicado industrialmente”, explica con la certeza propia de un estudiante aplicado. Gonzalo está estudiando para convertirse en ingeniero mecánico. Cursa el último ciclo de la carrera y, en las semanas que le quedaron de vacaciones, ha dedicado buena parte de su tiempo a investigar, procesar y elaborar briquetas en el laboratorio de su especialidad. Lo hace –asegura– para concluir su tesis y poder obtener el título de licenciado. En julio del año pasado, Gonzalo se puso en contacto con la Mg. Estela Assureira, coordinadora del Grupo de Investigación Carbón Biomasa y profesora principal del Departamento de Ingeniería.
El alumno le comentó sobre su interés en trabajar algún tema de tesis relacionado con energías renovables, dada su experiencia laboral en este rubro. Estela, investigadora de larga data en nuestra Universidad, le dijo que tenía una investigación en marcha en la que él y otros estudiantes podían participar. “Procesar biobriquetas requiere de tiempo. Toma entre cuatro o cinco días hasta que podamos tener varias listas para su uso y prueba”, precisa el futuro ingeniero. Su faena casi diaria en el laboratorio de la Sección Mecánica se enmarca dentro de una investigación aplicada que la profesora Assureira propuso al FINCyT (Fondo para la Innovación, Ciencia y Tecnología) el año pasado. El proyecto, elaborado por la docente, ganó el concurso y obtuvo un financiamiento por S/. 357,159.
El objetivo principal del proyecto, según explica la profesora Assureira, es “producir energía y un material puzolánico a partir de las hojas de caña densificadas en briquetas”. En otras palabras: los investigadores, entre docentes y alumnos de la Universidad, manipulan la hoja de caña traída en sacos desde el norte del país para convertirlas en biobriquetas y así, a través de su combustión o quema, generar energía.
Las biobriquetas son un tipo de biocombustible que ha empezado a ganar cierta fama en algunos países. Su composición puede ser diversa. Así como hay biobriquetas hechas de hoja de caña, también abundan aquellas que están formadas por otro tipo de material residual, como madera, cascarilla de arroz, residuos de pulpa de papel, cáscara de coco, residuos de algodón, carbón, entre otros.
Se trata de un producto cuyo uso y aplicación aún es muy reducido, pero que en otras ciudades del mundo es visto como un objeto que tiene un potencial energético único. En Paraguay, por ejemplo, la briqueta es uno de los productos más exportados en valor monetario, con 36%, por encima de otros materiales como la madera aserrada, de acuerdo con estadísticas oficiales.
Además, tiene ventajas tremendas si se le compara con los combustibles fósiles, los cuales son altamente contaminantes. Justamente, una de sus virtudes es que es 100% ecológico, por lo que su quema no tiene mayor impacto en el ambiente. Posee, también, un mayor poder calorífico, baja humedad, alta densidad, es limpia, de fácil manipulación, ocupa poco espacio, no tiene olor ni aditivos y produce un menor porcentaje de ceniza.
“La finalidad del proyecto es que el material califique como un buen biocombustible sólido y que pueda ser usado en una cocina o en un quemador para producir energía”, sostiene Gonzalo. “El otro objetivo de la investigación es poder mejorar las propiedades de la ceniza que resulte de la quema de la briqueta para que pueda clasificar como puzolana. La idea es que este material pueda convertirse en un agregado para el cemento”, complementa.
Para obtener la briqueta, primero hay que tener la materia prima, en este caso, la hoja de caña. Luego se cortan las hojas (se reduce su volumen), se lavan, se trituran. Posteriormente, se mezclan con aglomerantes y arcilla, pasan al horno de curado donde son secadas y, finalmente, se obtienen las briquetas en estado virgen. Biocombustible listo y hecho para poder ser usado. Más información: http://bit.ly/1hxRz44
Fuente: http://bit.ly/1ilULkc